ASEUNED capacita asociados en el manejo de las finanzas familiaries

 

ASEUNED capacita asociados en el manejo de las finanzas familiaries

 

ORIGEN DEL PROBLEMA

Los problemas en las finanzas surgen por la ausencia de prioridades, y presupuestos personales y familiares, que le permitan determinar claramente ¿en qué gasta lo que recibe? El consumismo está afectando a la sociedad en general, y los trabajadores solidaristas no son la excepción, y en muchas ocasiones las mismas asociaciones instan al consumismo. Pero siempre es más económico comprar los productos en la asociación o con su financiamiento que en los negocios comerciales tradicionales.

A ello se suma un uso indebido del financiamiento, porque se utiliza para gasto y no para inversión, como sería la compra de una casa, de manera que se está invirtiendo a futuro. Esto lleva a elaborar, en vez de un presupuesto de inversiones, un presupuesto de pagos, porque se incurre en gastos para mantener un estilo de vida, que en muchos casos ya es insostenible, y debe comenzarse a priorizar.

DIVIDIR LOS GASTOS CORRECTAMENTE

Según el especialista, los gastos se deben dividir en necesidades, gustos y deseos. Las necesidades serían todo lo relacionado con lo básico del ser humano, tal como vivienda, educación, alimentación, transporte, trabajo y salud. Los gustos son aquellos casos en que se puede escoger: educación pública o privada; ropa sencilla o de marca; bus o taxi para ir al trabajo o de compras; carro viejo o carro del año; productos en el diario que no son básicos.

Los deseos son aquellas cosas que quisiéramos tener o hacer, como tener un mejor vehículo, tener una moto, realizar un viaje al extranjero o ir a la playa. Una vez separados, entonces llega el momento de priorizar de acuerdo a los ingresos, y lo ajustado u holgado que estén las finanzas. Iniciando con las prioridades y descartando hacia abajo, de manera que los deseos están en la última parte de la lista, si alcanzó bien y sino, se quedan para el futuro. Hecha la división, un presupuesto correcto destinaría el 25% de los ingresos para los gastos de vivienda, que contemplan el alquiler o hipoteca, pago de impuestos, seguros, servicios de luz, agua, Internet y una reserva para mejoras y mantenimiento. Otro 25% de los ingresos deben ser para el hogar y la alimentación; el 5% para transporte incluido lo necesario para ir a trabajar, a estudiar y a otras actividades; un 7% para vestimenta; un 5% para salud; 10% para educación, que incluye desde cuotas en los centros educativos privados, hasta compra de materiales para los estudiantes.

Otro 5% es para gastos diversos como obsequios, arreglo de cabello, uñas, cosméticos, periódicos, libros, ayuda a los padres o hijos, entre otros. Y un 5% para ahorro. Solo el 10% de los ingresos deberían estar comprometidos para pagar deudas diversas, no incluye la de vivienda o vehículo, sino préstamos en cooperativas, bancos, tarjetas de crédito, polacos y la asociación. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, ese porcentaje no se acerca ni por asomo a la realidad, ya que el pago de deudas sobre pasa el 50% de los ingresos, y esto es lo que refleja una mala administración de las finanzas familiares.